La idea del Festival Gastronómico de Juayúa nació de Jaime Salgado, él fue el fundador y convenció a unos pocos de unirse a su proyecto, mientras otros lo tildaron de loco. Casi 25 años después, Juayúa es conocida a nivel internacional por su Festival y otros municipios han imitado el concepto, con diferentes grados de éxito.
Muchos ignoran que lograrlo representó esfuerzos y sacrificios de quien no alcanzó a ver el aniversario de plata de su proyecto.
Jaime Gustavo Salgado (1957-2021), fue un soñador que no tenía necesidad de agotarse en proyectos colectivos, pero lo hizo por amor a su ciudad natal, expresa su esposa Margarita Vigil de Salgado.
Jaime nació en Juayúa, en una familia con seis hermanos y era difícil pensar que la mayor parte de su vida estaría relacionada con la buena comida. De joven se dedicaba a la caficultura en fincas de tres o más generaciones. Inició sus estudios en la escuela Presbítero Luis Martínez, de su ciudad natal, para trasladarse a San Salvador a los 12 años, ahí estudió en el Externado San José. Continuó su formación en agronomía, en la Universidad San Carlos de Borromeo, de Guatemala.
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En 1982 se casó con Margarita, luego de cinco años de noviazgo. Tuvieron tres hijos: Jaime Gustavo, José Gerardo y Fátima María.
Nace una idea
Seis años después de casarse, emigraron a Australia, donde vivieron 4 años y medio.
La idea del Festival Gastronómico surgió cuando aprendían inglés: «Al finalizar el ciclo, los participantes compartían comida y bebida de sus países de origen. Eso llamó la atención de Jaime, quien empezó a visualizar la idea para llevarla a El Salvador», expresa Margarita.
Volvieron a su ciudad natal con la inquietud de dedicarse a ofrecer platos de comida de primera calidad. Abrieron el restaurante Rincón Suizo, con muy buenos resultados. Tanto que poco después fundaron también el Parque Restaurante La Colina, en 1996.
Era suficiente esfuerzo para disfrutar la satisfacción de crear espacios novedosos en la gastronomía, pero Jaime quería compartir con sus amigos la idea de preparar platillos de diferentes países.
Festival Gastronómico
La crisis cafetalera de esa época golpeaba fuertemente la economía de gran parte de los vecinos. La producción del «grano de oro» se redujo drásticamente y con ello, las fuentes de empleo.
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Jaime empezó a trabajar en su proyecto al que se dio el nombre de Festival Gastronómico. El 11 de diciembre de 1996 ofrecían por primera vez, variedad de alimentos a los vecinos y a uno que otro turista. Juayúa no era un lugar muy conocido aún.
«Funcionó por un año de forma estacional para luego quedar permanente en los alrededores del parque», recuerda Margarita.
No fue sencillo. Muchos no creían en el proyecto, hubo quienes se burlaron e incluso más de alguno intentó obstaculizarlo. Pero se había convertido en una opción económica para familias afectadas por los bajos precios del café. Se crearon numerosas fuentes de trabajo directas e indirectas.
Jaime organizó el Comité Turístico de Juayúa (Juayutur), entidad responsable del Festival Gastronómico. Una de las primeras reglas era que sólo podían participar personas originarias del municipio o que hubieran vivido ahí un año al menos.
Cada persona ofrecía comida con recetas propias de un país diferente. Era común encontrar platos árabes, chilenos, australianos o españoles, a precios accesibles para la mayoría.
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Jaime veló por las capacitaciones constantes, por la buena calidad e higiene y la buena atención. Poco a poco más personas llegaban a comer a Juayúa.
El juayuense tenía claro que para mantener la atención del turista, había que innovar constantemente, no solo ofrecer comida de calidad.
Así, Juayúa se convirtió en un enorme escenario en el que cada fin de semana había diferentes artistas famosos, se organizaron festivales de bandas de paz y en Semana Santa, además de brindar alimentos a los miembros de la Hermandad de Cargadores, los miembros de Juayutur elaboraban (y lo hacen hasta la fecha), una vistosa alfombra.
El turismo aumentaba cada fin de semana. Jaime y sus colaboradores velaban por conservar los principios bajo los cuales se organizaron. Era frecuente que Jaime discrepara con los alcaldes de turno al no recibir el apoyo que consideraba necesario.
A la sombra del Festival Gastronómico surgieron hoteles, hostales, restaurantes y bares en una ciudad que hasta poco antes no tenía más atractivo turístico conocido que Los Chorros de la Calera.
Las barreras
Juayutur motivó a vecinos a pintar sus casas y decorarlas con canastas de flores, especialmente en la zona céntrica de la ciudad. Era un atractivo más para los turistas.
Llegaron reconocimientos. La Cámara de Comercio otorgó el galardón La Palmera Dorada, el Ministerio de Turismo puso atención a este proyecto.
Otros municipios cercanos organizaron sus propias ferias de alimentos, muchos asesorados por Jaime. Hoy, la Ruta de las Flores es una apuesta gastronómica difícilmente superable en el país.
Pero…
Algunas personas quisieron hacer las cosas a su manera, o de la misma forma, pero sin depender de Juayutur. Se independizaron de esta organización y crearon otra, en teoría basada en el apoyo al arte. De ahí surgieron nuevas ventas de comida o se trasladaron algunas de las ya existentes, a pocos metros de las de Juayutur.
Las ideas de Jaime se opacaron. La intención de sacar el Festival Gastronómico de las calles céntricas y trasladarlo a una zona independiente, a la fecha no se concreta. Dejó de buscar artistas para amenizar los fines de semana y bajó considerablemente la oferta de comida internacional.
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«No tiene sentido trabajar para que otros se aprovechen», dijo en más de una ocasión.
Roberto Flores es un capitalino que con frecuencia viaja a Juayúa u otros municipios de la Ruta de las Flores. «Era bonito, cada fin de semana diferente. Aún es atractivo, pero lo eras más antes», expresa.
Como él piensan varios. Muchos otros ignoran el origen de los festivales de comida en diferentes municipios. Todos surgieron de la idea de Jaime en Juayúa.
Quien hoy visita la ciudad, además de la gastronomía variada alrededor del parque, aunque con menos oferta internacional, puede disfrutar recorridos en «trencitos», carruajes, caballos o «La Conga Bus.»
Artistas locales como Juan Manuel brindan su espectáculo en el lugar a cambio de propinas.
El final de un soñador
El Festival Gastronómico continúa. Jaime ya no lo puede disfrutar. Ya no ofrece paella, sushi ni ninguno de los platos que antes vendía.
«Lo acompañé siempre en sus proyectos, él estaba cansado de tantos problemas. Pudo estar mejor pero siempre pensó en su gente», comenta Margarita.
Volvieron a Australia en busca de tranquilidad. Pero ese es un estado que se le negó. A los pocos meses de estar de nuevo en Melbourne, a Salgado le diagnosticaron cáncer de pulmón. Al principio pensaron en volver a El Salvador, pero sabían que tenía muchas más oportunidades al ser atendido en Australia.
Fue operado dos veces, se sometió a numerosas sesiones de quimioterapia, radiaciones e inmunizaciones, sin pagar nada.
Llegó la pandemia de Covid 19, no pudieron volver a Juayúa y el cáncer se desarrolló de nuevo.
Jaime Gustavo Salgado murió el 18 de mayo de 2021. Margarita recuerda que no sufrió. Más bien le dijo que estaba listo para partir, en paz con Dios.
«Fueron cinco años de noviazgo y 39 de casados. Toda una vida juntos. Llegamos a Australia con muchas ilusiones. En Juayúa quedó su obra,» concluye su esposa.
Gracias Amigo, por el amor tiempo y su vida a nuestra querida Juayua tengo tantos buenos recuerdos de ese gran hombre noble y amoroso y a su querida hija esposa e hijos que Dios los cuide siempre. Hasta pronto Amigo 🙏🥰💔