Yesenia Barrera decidió no pensar más en el amor y un mes después conoció a quien hoy llena su vida.
Madre soltera de dos hijos, Yesenia Barrera viajó a Estados Unidos hace 18 años en busca de mejorar su condición económica. No fue fácil trabajar de lo que fuera, menos para una mujer acostumbrada al espectáculo. Fue cantante desde los 15 años, en su mejor etapa, en la orquesta San Vicente.
Precisamente cuando cantaba con esta agrupación, pensó en quedarse en Estados Unidos para buscar trabajo. Agradecida recuerda que don Tito Flores habló con ella en una gira, le preguntó por sus planes y ella le fue sincera al detallar que la situación económica la obligaba a tomar esa decisión.
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Don Tito le dio el pasaporte con el boleto de regreso que vencía en un año. Le dijo que por favor regresara antes de vencer la visa de trabajo para no afectar al resto de músicos. Ella le dio su palabra y cumplió. Regresó un mes antes y con el récord de su pasaporte, tramitó visa de turista para regresar a Estados Unidos.
En ese año supo de desventuras, tropiezos y apoyo. Admite que al menos una vez tuvo que dormir en la calle.
Trabajó un corto periodo en una casa, luego logró otro trabajo cuidando un niño en Hollywood. “Me pagaban relativamente poco pero tenía todo un piso para mí, no pagaba comida ni renta, así que mi salario lo destinaba completo a mi familia”, indica.
Estudió para asistente médica. Siempre llegaba tarde a clases y al volver a su casa, cerca de la medianoche, era a estudiar. Se graduó con honores.
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“Ese papel y ser chachalaca me han abierto muchas puertas”, señala.
Es apasionada del ejercicio físico y estudió para capacitar a otras personas. Hoy quiere obtener una certificación de mayor nivel y estudiar para masajista. Su esposo le ha dicho que da buenos masajes.
“Imagínese, si en un entreno alguien resulta dañado, ahí mismo lo componemos”, bromea mientras ríe.
Yesenia Barrera ama cantar y lo hace cada vez que puede. En Estados Unidos ha cantado con algunos salvadoreños bien posicionados como Walter Díaz.
La última vez que viajó a El Salvador tuvo el gusto de subir al escenario de la orquesta San Vicente. “Fue emocionante, el público me aplaudía y mis amigos músicos me apoyaban”, dice.
Amor a la vista
“En Estados Unidos me casé, me divorcié, tuve algunas citas pero nada funcionó”, explica. Fue por ello que un día dijo a su hija que no pensaría más en el amor.
La respuesta que recibió fue que no era justo para ella. “Sos una mujer guapa, estás joven. Buscáte un italiano para que conozcás ese país”, le dijo medio en broma su hija.
Escéptica y casi a modo de juego, Yesenia se inscribió en sitios en internet en los que se buscan parejas. Así tuvo algunas citas pero ninguna fue suficiente para pensar en abrir su corazón.
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Un día, en “su” sitio de internet vio algunos mensajes y las fotos de un hombre que le resultó atractivo Era Pietro Ambrosioni. “Ese hombre es mío”, pensó.
Inició la primera conversación con “su” hombre en internet. Era italiano, lo cual la entusiasmó; pero estaba en Italia y la decepción surgió. Pero él le dijo que residía cerca de donde ella vivía y que pronto llegaría. Volvió el entusiasmo a ella.
Yesenia aprovechaba estar maquillada y bien arreglada para hacer vídeollamadas. Quería verse guapa para el italiano.
Una semana después de los primeros mensajes, él regresó a Estados Unidos y se conocieron en persona.
Dos adultos independientes iniciaban una relación. A ella le fascinó que pese a ello y en pleno 2018, el 18 de abril le pidió que fuera su novia. “No fue solo así que te voy a amontonar”, expresa entre carcajadas.
En junio él la llevó a Italia a conocer a sus padres y en agosto vinieron a El Salvador para que Ambrosioni conociera a los familiares de Yesenia. Es una relación con todos los pasos formales.
Por el trabajo de Pietro, viajan a diferentes países de América Latina. Así se ha convertido en una prolongada luna de miel.
Les gusta viajar, aunque Pietro le tiene miedo a los aviones. Viajar con él no es nada romántico, expresa Yesenia. Su esposo se toma dos pastillas para dormir antes de subir y…buenas noches. Es lo más apasionado que ella puede esperar dentro de un avión.
Yesenia piensa que su relación es el premio a tantos años de sacrificios.
“Hay cosas que pesan más que el propio amor, una atracción pasa con el tiempo. La admiración, el respeto, la confianza que tenemos, eso es el verdadero amor”, considera.
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Satisfecha, indica que su esposo la ha visto sin maquillaje, enferma, en malos momentos y pese a ello, continúa a su lado.
Tranquilidad, paz, estabilidad, son las tres palabras con las que Yesenia Barrera resume su vida actual.
Piensan a mediano plazo establecerse en El Salvador. Yesenia quiere aprovechar su preparación académica para ayudar a otras personas.
Pero mientras ese momento llega, disfruta de viajar junto a su esposo.