William González, ejemplo de superación en la cultura sorda de El Salvador

William Gonzalez

William Israel González Montoya, de 34 años, ha mostrado que su discapacidad no es impedimento para lograr sus sueños y superarse académicamente. William es licenciado en Trabajo Social y el primer egresado a nivel de postgrado de la Maestría en Formación Para la Docencia Universitaria. También es fundador de la Asociación Deportiva de Sordos de El Salvador.

En el marco del Día Internacional de las Personas Sordas, William contó, a través del lenguaje de señas y con ayuda del interprete Héctor Corado, a El Salvador Positivo, los obstáculos que ha superado a lo largo de su formación académica.

La odisea académica

 

En parvularia, William intentó integrarse al sistema de educación y recibía clases por las mañanas, en la tarde asistía a la escuela de sordos. Sin embargo, este método no le funcionó y sus padres decidieron que fuera educado en el Centro de Audición y Lenguaje del Instituto Salvadoreño de Rehabilitación Integral (ISRI), en San Salvador. A pesar de estar con personas con su misma discapacidad, no entendía por qué ellos se comunicaban a través del Lenguaje de Señas Salvadoreñas (Lessa).

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Poco a poco, William aprendió Lessa y también lo enseñó a su familia, ya que de los cuatro hijos del matrimonio, dos son sordos.

William González cursó hasta sexto grado en el Centro de Audición porque no habían más opciones académicas y sólo le ofrecían aprender un oficio. Los padres, María Montoya y Salvador González, decidieron matricularlo en el sistema de educación para oyentes, pero él sufría discriminación.

William imparte clases de Lessa en la CSJ. Foto / Cortesía

 

Ante la situación, los padres de William y de otros niños sordos, decidieron buscar ayuda y gestionar la educación adecuada para sus hijos, fue así como la petición llegó a Griselda Zeledón y se fundó el Centro Escolar que lleva su nombre. William se graduó en 2005 de bachillerato general, fue parte de la segunda promoción de bachilleres sordos. «La licenciada Griselda Zeledón nos apoyó y aconsejó que tuviéramos conciencia para seguir superándonos para que en un futuro tuviéramos una carrera universitaria», declaró William.

Ambiciones académicas y vida profesional

 

De pequeño, William soñaba con ser arquitecto o ingeniero porque quería construir casas bonitas, pero se decidió por la carrera de Trabajador Social de la Universidad de El Salvador. Aseguró que antes de hacer la elección investigó de qué trataba y le gustó. Las dificultades fueron muchas, pero logró graduarse en 2017 y ser la primera persona sorda con una licenciatura en esta área.

https://youtu.be/qnNDY66kKh8

 

Pero las ambiciones de William siguen: «Quiero estudiar un doctorado en Investigación Social o en Ciencias Sociales para representar a los sordos del país, ya que actualmente soy el primer sordo con una maestría y sería el primer sordo en tener un doctorado en El Salvador y así sentirme orgulloso de la cultura sorda», explicó.

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Desde hace tres años, William trabaja en la Corte Suprema de Justicia (CSJ), ahí imparte clases de LESSA a sordos que no pueden leer ni escribir para que entiendan sus procesos judiciales.

Cada sordo tiene su seña única, esta funciona como sobrenombre o nombre de cariño. La seña de William es W Sonriente. Foto Cortesía

 

«Hay personas que dicen que los sordos no se pueden comunicar, pero es una idea muy equivocada, contamos con nuestro propio lenguaje, ya que en el país hay una comunidad de 9,000 sordos».

Nuevos proyectos

 

William es fundador de la Asociación Deportiva de Sordos de El Salvador, el proyecto fue apoyado por el Instituto Nacional de los Deportes de El Salvador (INDES) e impulsado para que las personas con discapacidad auditiva participen en competencias nacionales e internacionales.

Uno de los deseos de William González es crear una aplicación de LESSA y establecer nuevas señas para las palabras que no las tienen y otra que permita traducir las palabras de los hablantes a señas, para que las personas sordas puedan entender. Además, no piensa dejar de impartir clases y ayudar a otras personas.

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«Es necesario que la comunidad sorda rompa más barreras para que se desarrolle y pueda demostrar que los sordos pueden superarse y pueden mejorar. Hay sordos que lo quieren todo fácil, pero a futuro pueden estudiar diferentes profesiones, ya que no hay médicos sordos, ni psicólogos, igual que odontólogos y es muy necesario que se interesen en estas profesiones», concluyó.

En El Salvador no existen cifras exactas de la cantidad de personas sordas, el acceso a la educación es limitado, sobre todo porque no hay un enfoque de inclusión para este sector de la población. Sin embargo, William ha mostrado que cuando se quiere, se puede y todo esfuerzo vale la pena.

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