Hijo y padre de músicos, docente universitario de ese arte. Sus ratos libres los dedica a la ejecución de instrumentos. La mayor parte de su vida ha estado en el mundo de los conciertos, ensayos y arreglos. Es Francisco López Vásquez, director musical del grupo Xolotl desde hace 22 años.
Medio siglo de vida ha sido totalmente relacionado con instrumentos, notas y melodías.
Juegos y música
Don Prudencio, padre de Francisco, era integrante de un pequeño grupo que interpretaba boleros y otras melodías románticas. A veces, los ensayos eran en su casa. Francisco jugaba o estudiaba teniendo siempre música de fondo en vivo por los ensayos.
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A inicio de la década de los 80, un grupo musical peruano llegó a El Salvador. Don Prudencio supo que se presentarían en el parque Bolívar y al salir de su trabajo, fue a verlos. Por primera vez vio un charango y le llamó tanto la atención que se ofreció a comprarlo. Acordó con los peruanos que se lo venderían al finalizar sus presentaciones en el país.
Pagó 100 colones y aún lo conserva. Le sirvió como modelo para elaborar otros.
Años después, un amigo de su padre llevó un disco de música andina. La foto de portada eran varios instrumentos y su progenitor pronto empezó a buscar materiales para elaborarlos.
Tubos de pvc, vara de totora, un cilindro de cartón, se convirtieron en instrumentos musicales. Fueron los primeros que usaron al dar forma al primer proyecto musical en el que participó Francisco.
El grupo Tekutet.
La ruta
Francisco López se interesó primero por la música andina, luego por el folclor y poco a poco por los diferentes géneros. Empezó a aprenderse las canciones de Tekutet. A los 10 años ya ejecutaba entre siete y 10 del repertorio.
En esa época, uno de los integrantes del grupo se enfermó, precisamente cuando preparaban una presentación. Francisco fue llamado a sustituirlo pese a su edad y se quedó de manera permanente.
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Tenía 16 años cuando participó en un concierto en el Teatro Nacional de Guatemala. En 1989, con mucho sacrificio se graduó como bachiller en artes opción música, siendo acreditado como docente A1, especializado en guitarra clásica.
La historia de los conciertos importantes continuó. Ya como miembro del grupo Xolotl, abrió un concierto de Pablo Milanés en el ex CIFCO. Participó en giras con la agrupación.
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Su música ha sido interpretada en España, Francia, Alemania, Holanda, Canadá y otros países. Recuerda con especial agrado, una presentación desarrollada en Canadá, por la masiva asistencia de público.
«Había entre 2500 y 3000 personas», explica.
Para 2020 tenía planeada una gira a Alemania y Francia como representante de la Universidad Luterana. La pandemia detuvo el proyecto, que espera retomar en 2023.
«Nunca me imaginé viajar. Gracias a Dios mi mamá logró ver todo esto antes de faltar. Apenas tiene 3 meses de faltar», comenta.
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Con orgullo habla que su padre sigue con él.
«Tiene 80 años y fabrica los mejores charangos del país. Casi todo lo que soy se lo debo a él,» dice.
Nuevas ramas del árbol
Francisco esta satisfecho. Tras casi dos años de no subir a escenarios, participa en la organización del concierto con el que Xolotl celebrará 44 años de vida artística. Mientras, disfruta lo que será la tercera generación de músicos en su familia.
Tiene dos hijas gemelas. La mayor «por 10 minutos,» estudia biología, pero también ejecuta piano, guitarra y canta.
Su segunda hija gusta de cantar. Ella le ha dado dos nietos a Francisco, quien sonriente, expresa que el mayor, a los 8 años, «ya muestra potencial musical.»
Francisco López ha sido la rama más frondosa en el árbol genealógico artístico de su familia. Su optimismo es que nuevas y más vigorosas ramas surjan y se desarrollen.