El Sombrero Azul y los secretos de su interprete, Ligia Morales

Ligia Morales

Ligia Morales, interprete de El Sombrero Azul, es una mujer famosa por sus canciones, zapatos y lociones, se considera una persona sencilla que gusta de los frijoles frescos, de su hogar y el descanso.

Ligia lleva una fuerte carga de fama a sus espaldas. Son 25 años de vida artística, de ganarse el cariño de sus seguidores tanto por su calidad musical como por su sencillez. Desde Salsa Clave hasta El Sombrero Azul, es la cara visible de una cadena de éxitos.

Curiosamente Ligia prefiere permanecer en su casa a participar en reuniones sociales. Se considera una mujer accesible con su público, con los medios de comunicación y sus colegas artistas. «Eso me ha abierto muchas puertas», comenta.

Una mujer hogareña y bondadosa

Ama cantar y lo hace tanto para ganarse la vida, como para apoyar proyectos sociales. Tiene cerca de 10 años de colaborar con los enfermos de VIH y con frecuencia brinda su arte en asilos de ancianos.

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Si algo resulta sencillo y agradable, es conversar con Ligia. En pocos minutos trata a su interlocutor con mucha confianza y es algo que relaja cualquier plática.

Es espontánea al conversar y resulta fácil sostener una entrevista. Ella enfatiza que la honestidad es una de sus fortalezas.

«Aprendo de todo lo que hago y todas las cosas que pasan me dejan algo positivo», dice.

Ligia Morales
El Sombrero Azul es una canción icono para los salvadoreños, sobre todo aquellos que están fuera de las fronteras del terruño. Ligia Morales, la interprete de la canción, dice sentirse orgullosa de su éxito. Foto El Salvador Positivo

Recuerda con agrado la época en que empezó a estudiar. Su mamá quería que fuera secretaria pero ella soñaba con cantar, fue su abuela quien la apoyó. Era artesana y la llevaba a todos los eventos culturales que tenía.

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De escondidas de sus padres la matriculó en el Centro Nacional de Artes. En 1997 se graduó de maestra de música. Estuvo en un grupo de rock y otro de salsa.

«Dios me puso en la vida a un hombre que quería una cantante, no una mujer que enseñara su cuerpo», explica al detallar su ingreso a Salsa Clave.

Ligia Morales admira a las mujeres bonitas que suben a escenarios con poca ropa, pero nunca ha sido su estilo.

«No soy mejor que nadie pero soy diferente. De repente no sé quien imita a quien entre las cantantes, andan de un solo estilo, un mismo peinado. Yo sigo siendo la misma Ligia de hace 25 años», expresa.

Equipo

Los obstáculos uno mismo se los pone y uno mismo los puede superar. Es la manera de pensar de Ligia, quien además cree que definir funciones es indispensable para impulsar cualquier actividad.

Y así funciona El Sombrero Azul, el proyecto familiar que además de fuente de ingresos se ha convertido en un sitio de proyección para numerosos artistas.

Ligia Morales
Ligia Morales aún conserva su esbelta figura. Ahora ella diseña mucha de la ropa que usa.

«Todo va de la mano. Nuestro hijo de 18 años trabaja en el restaurante, William está a cargo de las finanzas y todo lo administrativo. Yo soy la encargada de las redes sociales», explica al señalar que aún hace espacio para su familia, sus canciones y sus amigos.

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No es sencillo combinar todo. De miércoles a sábado en el restaurante El Sombrero Azul, las giras a Estados Unidos que duran de 20 a 25 días. Su tiempo libre es para su hogar.

A cuidar la salud

Ligia Morales padece de migrañas y problemas del colon. Por ello, el descanso y una dieta equilibrada son parte de su vida.

En sus giras especialmente, trata de llevar todo de la mano. Si es un viaje largo, trata de descansar de 8 a 10 horas. En ocasiones se ve obligada a rechazar invitaciones de compatriotas y agradece la comprensión de estos.

«A veces no se duerme, de una presentación se llega al hotel con apenas tiempo para bañarse y cambiarse. Luego al avión. Es cansadísimo pero mantener la mente positiva, siempre ayuda. Veo televisión, escucho mucha música. Trato de darme mucha terapia de música escuchando canciones que no canto normalmente como la nueva trova, de los 70 en inglés», detalla.

Le gusta ver televisión, especialmente series colombianas y turcas.

Pero si descuida su salud, los problemas surgen. «Me han dado migrañas cantando, a tomarse dos pastillas y sigue la fiesta. Trabajé hasta los 8 meses de embarazo, me dio una preeclampsia masiva y tuvieron que sacarme a mi hijo. A los 15 o 20 días de nacido comencé nuevamente a cantar», recuerda.

Creatividad inquieta

A Ligia Morales le encanta la decoración de interiores y su casa es una muestra de ello. Pero su creatividad no descansa. En El Sombrero Azul hay una tienda de recuerdos. Se puede comprar un par de aritos, una taza, zapatos para mujer, los discos de Ligia, una camiseta de La Vieja Fiebre. La gente sale «bien cantada, bien comida y con un souvenir», sonríe.

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Su línea de lociones es otro talento. En 2019 lanzó la primera temporada de su loción Sexy. Ya presentó la segunda con olor cítrico hindú, para mujeres empoderadas.

Habrá una tercer temporada de lociones, explica Ligia. Será Tu Dama de Hierro.

«Tengo muchos proyectos, la producción por mis 25 años como artista será Musicalmente contigo» explica.

También tiene programadas nuevas giras a Estados Unidos, Italia y España.

Ligia equilibra su vida. Ni la fatiga, ni los problemas de salud vencen la inquietud y creatividad.

Cantar cansa pero ama cantar. Necesita descansar pero gusta estar cerca de su público.

Por eso vive de manera positiva. Para equilibrar todo.

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