¿Cómo se hace una canción? Mandy Castaneda lo cuenta

Mandy Castaneda lo admite:  Es músico empírico. No lee ni escribe música. Pero hace canciones y le funciona.

¿Tiene idea del proceso que hay tras esa canción con la que usted ríe, llora, baila o medita? No es nada sencillo y muchas veces no tiene nada de romántico.

Ángel «Mandy» Castaneda es productor, arreglista, compositor y músico. También propietario de Sound Crush Records donde ha grabado y producido varias canciones con artistas nacionales e internacionales. Aclara que el proceso que describe es el que aplica y que «en ningún momento quiere sonar como que sea el proceso perfecto» o único, pero le funciona.

Mandy ha vivido de y en la música. Tenía 10 años cuando llegó a su casa el dueño de un grupo de Sonsonate que «había oído que tocaba el teclado». Necesitaba que tocara ese día. Mandy sacó el evento sin ensayar.

PODRÍAS LEER: Rolando Menéndez, el licenciado en letras que interpreta a El Cipitío

«Llevo más de 30 años en la música y he trabajado para René Alonso y su Banda Lasser, La Raza Band, Marito Rivera y su grupo Bravo, actualmente con La Vieja Fiebre. También he tenido la oportunidad de trabajar cubriendo músicos o de invitado con varias bandas y orquestas del país», detalla.

No todo ha sido fácil y muchas veces ha tenido que hacer de tripas corazón para «dar el ancho».

Marito Rivera lo invitó a ser güirista en su grupo Bravo para una gira, ahí su hermano Balmore Castaneda era el bajista.

En Maryland, Balmore decidió ir a ver a una amiga y aseguró que el próximo viernes regresaba.

Pero a las 5:00 de la tarde de ese día le llamó y le pidió que le dijera a Mario que no iba a llegar. El grupo tenía que tocar esa noche. Mario le preguntó a Mandy si podía tocar el bajo. Esa noche lo hizo y por un año cuatro meses se quedó como bajista del grupo.

Una canción

Lógicamente, lo primero que necesita para escribir una canción es inspirarse. Pero no se trata siempre de encerrarse en una cabaña en la montaña o el mar, para que lo alcancen las musas.

Es mucho más frío. «La inspiración puede llegar en el momento menos esperado en forma de una frase o melodía  a la que se empieza a dar forma y sentido».

Fue esa su experiencia con la canción «Ya», que compuso y la dio para que la cantara el guatemalteco Osman Broody. Mandy la escribió durante la cuarentena obligatoria del 2020 causada por el Covid-19.

TE PUEDE INTERESAR: En íntimo con Julissa Ventura: una madre cariñosa y una mujer tímida

Explica que puede ser que sólo se tenga una línea a la que agrega otras ideas que la complementan. Así da forma a los versos. Los revisa para ver cuáles tienen sentido y están acordes al resto de lo escrito. Luego ordena ideas y reescribe para hacerlo digerible y que quien la escuche, la comprenda y.. por supuesto lo motive.

Claro, lo que interesa es que el público tome como suya una canción. De seguro por eso buena parte de las interpretaciones hablan del amor, ya sea correspondido, frustrado o engañado.

Igual es con las que destacan el patriotismo, la alegría de la música tropical o los mensajes motivacionales.  El autor busca atraer al público.

Cuando tiene lista la letra de una canción, Castaneda busca a quien de sus amigos artistas le pueda interesar y entre quienes lo aceptan, a quién le puede funcionar. A ese momento no ha definido el arreglo musical.

Lo hace hasta definir quien la cantará, ya que deberá ser de acuerdo al género que este interpreta.

Con ello busca los acordes que acompañen la melodía y crea una base rítmica. «Esto mientras las ideas fluyen, cosa que no pasa siempre y a veces hay que forzarlas», expresa.

Mandy señala que gracias a la tecnología, ahora puede usar instrumentos virtuales que permiten escuchar cómo sonaría un músico si ejecutara el instrumento en tiempo real.

Así se genera un formato llamado MIDI, en el que se compone con el arreglo de los sonidos de todos los instrumentos.

PODRÍAS LEER: Flaco Frank: “Es difícil que yo hable en serio”

A este arreglo le graba una voz guía con la melodía de la letra. «Ya tienes lo que se llama el Demo de la canción», explica.

El proceso sigue. Al tener el artista que la grabará, se le hacen los arreglos para acomodar la canción a su estilo y empieza el proceso de grabar.

Lo primero es la selección de los músicos que sean capaces de darle vida al arreglo. A criterio de Mandy, es una parte fundamental cuando se busca una producción de calidad.

Luego seleccionan los instrumentos. Deben ser de buena calidad porque de nada sirve tener un músico virtuoso con un instrumento defectuoso.

El valor de los detalles

Tanto o más importante es seleccionar micrófonos correctos para que den una grabación limpia que, en todo caso, en el proceso de mezcla se pueden arreglar las deficiencias.

Al tener cumplidos los aspectos anteriores, inicia la edición en la que se corrigen los pequeños detalles que pudieron pasar desapercibidos durante la grabación.

La canción toma vida en el proceso de mezcla, cuando cada instrumento se pone en su lugar en un espectro estéreo. Se asignan los niveles de volumen para cada uno  y se aplican los efectos de sonido necesarios, «hasta llegar a un punto en el que todo suena en armonía y tiene su propio color».

TE RECOMENDAMOS: Los Ilustres: un café entre sueños, historia y arte

El paso técnico final es la masterización que da el sonido definitivo a la canción. Las mezclas deben estar óptimas antes de ello, o los errores serán más perceptibles.

Aquí se hacen los ajustes finales de ecualización, se agregan efectos y se hace compatible con los diferentes formatos de audio.

Hasta entonces, la canción está lista para su lanzamiento oficial. Pero antes hay que asegurar todos los registros legales y preparar un plan de lanzamiento que sea efectivo.

La aceptación o no, será decisión del público.

Síguenos en Facebook: El Salvador Positivo